sábado, 30 de julio de 2016

Tu amor es infinito - María Peura


“Tu amor es infinito” fue la primera novela de Maria Peura: espejo en el que mirarse los escritores jóvenes, se trata de un debut impecable que auguraba una brillante carrera que, de hecho, ha seguido adelante. Esta es la primera vez que se traduce y publica a Peura en España, pero la novela procede de 2001 y durante todos estos años, la autora ha continuado publicando otras novelas, literatura infantil, obras de teatro y ensayos sobre escritura.

Su sensibilidad es algo a destacar, muy fuera de lo normal. Desde el principio la crítica alabó esta novela y gracias a ella obtuvo varios premios importantes e, incluso, la nominación para el Premio de Literatura de su país. Maria Peura nació en Finlandia en 1970, en la frontera con Laponia y Suecia, una ubicación que casi siempre utiliza en su obra narrativa.


Hacer algo bonito con el barro
Quizá la verdadera razón de la literatura, o una de ellas, sea esa: conseguir crear algo hermoso partiendo de cualquier base. Puede que el material de partida sea un sentimiento agradable, o un suceso venturoso; o puede, por  el contrario, que surja de una experiencia traumática o de una visión atroz de la realidad. La labor del escritor no es entonces transformarlo, sino construir a partir de eso algo diferente en forma de palabras, y que atrape, transmita, perdure en la memoria, tenga un latido propio y viva.

Porque de otra forma no se puede explicar que “Tu amor es infinito” sea una novela tan dolorosamente brillante. Sin duda es muy poética, poderosamente lírica, repleta de frases que podrían transcribirse colocadas en columnas y serían poemas por derecho propio.

El tema subyacente es el de los abusos infantiles. Saraa crece en una familia desestructurada y compensa el presente hostil, los ataques y las carencias afectivas construyendo un refugio mental donde la realidad cobra un doble sentido que para ella es válido: de otra forma le resultaría imposible seguir adelante, a pesar de que encerrarse en esa guarida mental vaya a estigmatizarla también de por vida.
Dibujo un círculo en la arena, entro y me pongo de pie en el centro. Hay una línea que al abuelito no le está permitido cruzar. Ahora vamos a jugar según mis reglas. El abuelito no tiene permiso para entrar en el círculo, en mi círculo. Dentro sólo puedo estar yo.

Maldad o trastorno mental
Esta novela reabre el eterno dilema: ¿existen personas definitivamente malas, llenas de rabia, egoísmo, ganas de hacer daño y de disfrutar con el mal que ejerzan a sus víctimas… o todo puede explicarse con la ciencia, y entonces la maldad es el producto de una mezcla de trastornos mentales, carencia de las sustancias químicas que fomentan la empatía o psicosis varias? Maria Peura no plantea directamente esta disyuntiva, se limita a transmitir la historia a su manera (a través de la prosa brillante que le caracteriza): es el lector quien inevitablemente se hará la pregunta en su cabeza y tendrá que sacar sus propias conclusiones.
El abuelito grita que tengo que abrir la boca, que tengo que abrirla todavía más, y yo grito que no me atrevo porque están cayendo piedras. Soy una cueva con estalactitas y el abuelito tiene que deslizarse rápido hacia fuera antes de que las grandes piedras empiecen a moverse.
De lo que no cabe duda es que Saraa es una víctima y que nunca más se conducirá en la vida de la misma manera que lo hubiera hecho de haber podido disfrutar de una infancia feliz. Con esta premisa triste, podemos asegurar que esta novela es también un grito desgarrado y fiero a favor de la vida, que “(…) espesas copas de árboles de arce y dulces y aromáticas flores silvestres brotando debajo de la madera. Crecerás de nuevo, una y otra vez, no importa cuán devastado estés”, en palabras de Beau Taplin…

También transmite esta novela otro aprendizaje: y es que todos somos producto de nuestras circunstancias, no sólo una apariencia prejuzgable. Quizá no hayamos transitado los mismos infiernos, pero precisamente por eso antes de sacar la más mínima conclusión es importante empatizar con las historias ajenas.

A destacar a su favor, una redacción impecable y plagada de metáforas tan perfectas que dejan el corazón en un puño; en su contra, solo una advertencia: no es apta para lectores incapaces de soportar una novela sobre maltrato infantil, por muy buena que sea (que lo es). Una novela magnífica, en fin, de sobresaliente: si le dan una oportunidad es muy difícil que la abandonen decepcionados.

jueves, 14 de julio de 2016

bonus track #4


Alguien pasa a mi lado sin tocarme ni mirarme pero siento que me lanza un hechizo: tengo que volver la vista atrás.
Aparenta ser una de esas extrañas personas que en algún momento se bajó del mundo por algún motivo durante algún tiempo y ahora tiene que volver a aprenderlo todo: y se enfrenta a todo esto con una mezcla de ingenuidad y experiencia que resulta inquietante, una energía dual extraña que no todo el mundo es capaz de tener a su alrededor. Una mezcla de hola y adiós, de regreso al futuro, de retorno al vientre materno, un algo sádico y magistral, una presencia en el fondo aterradora, que tiene algo de inaprensible en tanto que no es humano. Ante esas presencias me arrodillo, como un animal amaestrado, no lo puedo evitar y no voy a intentarlo: me alimento de ese influjo.


Texto: Mar López
Imagen: Susana Blasco

viernes, 8 de julio de 2016

Vernon Subutex I - Virginie Despentes



Virginie Despentes es escritora y cineasta, muy conocida en la cultura underground. Nació en Nancy, una localidad francesa, en el año 1969. Uno de sus obras más conocidas es “Fóllame”, una novela que fue llevada al cine, y “Teoría King Kong”, un brillante manifiesto feminista, entre otros títulos. Su falta de inhibición y su calidad literaria son dos de sus puntos fuertes.

“Vernon Subutex I” es la primera parte de una trilogía cuyas segunda y tercera partes aún permanecen sin entregarse a imprenta, según ha declarado la autora. Durante la pasada Feria del Libro de Madrid, en la que Francia fue el país invitado, Virginie Despentes presentó este libro, así que pude conocer algunos datos nuevos sobre su obra y ser víctima de su intensa mirada azul.

Viaje a los bajos fondos
“Vernon Subutex I” es sobre todo un ejercicio de empatía brutal. Virginie Despentes no tuvo un comienzo fácil, muy pronto tuvo que dejar el instituto y buscar un trabajo, y fue víctima de la violencia de la sociedad heteropatriarcal como bien ha narrado en sus ensayos y novelas. Sin embargo, se ha labrado un nombre importante en la literatura y el cine, y vive de ello. Pero no olvida a ese gigantesco segmento de la población para quienes cada día es un ejercicio de supervivencia. Verse atrapado en las calles sin un lugar a donde ir es más fácil de lo que parece, y ser conscientes de esta realidad y no mirar hacia otro lado, nos hace mejores personas.

París es una de esas grandes capitales donde los contrastes sociales se aprecian con mayor virulencia. Es una ciudad rica y ostentosa con un nivel de vida muy alto… para quienes se lo pueden permitir. También es el lugar donde miles de inmigrantes acuden a recoger las migajas de la promesa europea, donde también más se les invisibiliza y conmina en guetos, y donde las incompatibilidades fanáticas y las trifulcas raciales alcanzan cotas de violencia difíciles de digerir.

En París y en muchos otros sitios es muy fácil verse envuelto en la miseria, casi de la noche a la mañana: esto es lo que le sucede al protagonista, Vernon Subutex, quien se ve acosado por las deudas y obligado a cerrar su negocio, mientras poco a poco la miseria le engulle como si de una ciénaga voraz se tratase.

Narración en fotogramas
Con “Vernon Subutex I” no valen excusas: quienes prefieren ver la película antes que leer el libro se darán cuenta de que en esta novela el ritmo es trepidante y las escenas son poderosamente visuales, de modo que parece haber sido escrita para llevarla al cine. Al menos, no cabe la menor duda de que su autora también trabaja para la industria cinematográfica. En cualquier caso, el libro se lee muy deprisa, a pesar de sus más de 300 páginas.

Ve la persiana bajada de la floristería, los tres chavales mamados que avanzan dando tumbos, una silueta tumbada en el banco de una parada de autobús. Los acontecimientos de la noche anterior desfilan por debajo de su cráneo sin suscitar en él la menor reacción. Está apagado. Es un espectador, alguien que se ha colado dentro de sí mismo, un clandestino. Porque al final ha sucedido: el vacío lo ha engullido.

Durante la presentación del libro en Madrid, el público estaba conformado casi exclusivamente por mujeres miembros del colectivo LGTBI, pero un señor mayor con aspecto de estar ahí por casualidad intervino en el turno de preguntas, muy asombrado porque la trama del libro coincidía punto por punto con su vida: también él había tenido en el pasado una tienda de discos que quebró. Lo curioso es que nadie se interesó por saber los detalles, al fin y al cabo el público se había reunido allí para hablar del libro y escuchar a la maravillosa Virginie, a nadie le interesaba ese señor, menos aún si era un mendigo.  Una vez más, la ficción captó el interés por encima del mundo real. La ceguera social que transmite la novela se hizo realidad allí sin ensayarlo.

Despentes prometió mantener el ritmo frenético en las siguientes entregas de la novela, que contará entre sus nuevos personajes con un protagonista femenino arrollador: una motera tatuada. Espero leerlo muy pronto.

jueves, 7 de julio de 2016

"A orillas de la Estigia"


Esto es la Estigia, pequeña alma individual,
la Estigia, pequeña alma sorprendida.
Oirás la baja voz de Caronte en la megafonía,
te empujará hasta el embarcadero la invisible mano
de una ninfa huida del bosque terrenal
(aquí todos trabajan desde antaño).
En los pestañeantes reflectores verás cualquier marca
del revestimiento de hormigón armado de la orilla
y cientos de motoras en vez de aquella barca
desde hace tantos siglos de madera podrida.
La humanidad se ha multiplicado varias veces y ya ves lo que pasa
mi pequeña y nostálgica alma.
Con gran daño del paisaje
los edificios se han acumulado junto al lago.
El transporte fluido de las almas
(millones de pasajeros año tras año)
es ya inimaginable
sin almacenes, diques y salas.
Hermes, mi pequeña alma pintoresca,
debe prever con antelación para otros días
qué guerras y dónde, y qué tiranías,
para después contar las barcas de reserva.
Gratis pasarás a la otra orilla
y sólo por nostalgia hacia otros tiempos
hay unas huchas en las que leemos:
se ruega no depositar la calderilla.
Subirás en el ascensor siete gamma
a la barca tau once.
Cabrás, cabrás apretujada entre otras muchas almas,
así lo quieren la necesidad y los ordenadores.
En el Tártaro te espera también una estrechez terrible
porque no es, como debería, flexible.
Movimientos reprimidos, arrugadas ropas,
en la cápsula de Leteo apenas una gota.
Mi pequeña alma, sólo si dudas de la otra vida
tienes una más amplia perspectiva.













"El gran número / Fin y principio y otros poemas"
Wisława Szymborska
Madrid, 1998, Editorial Hiperión

domingo, 3 de julio de 2016

El fuego escandinavo



Un time-lapse de mis mejillas
mi rubor artificialmente acelerado
el mundo recupera las riendas
tras las cosas que no comprendo

Debo pisar con cuidado hasta que se duerma
lo que habita debajo de este suelo
permanecer en silencio hasta que muera
aquello que sobrevuela los tejados

No tengas miedo, todo va a salir bien

Un ascensor con el aire viciado y sin botones
aquí no hay ángeles subiendo ni bajando
escaleras que conectan con el cielo
ningún dios celta viaja en el último autobús

Hay un bosque, una isla entre dos ríos
sabe mi nombre y quiso que lo supiera
me dio la bienvenida a su manera
algo tan antiguo no puede ser delicado

No importa lo que hayamos hecho
ni quiénes seamos
nos encontraremos
salvajes
a través del tiempo y de las civilizaciones
salvajes
rastreando el humo de hierbas sagradas

La sombra de Tolkien caldea el aire que respiramos
y mi responsabilidad pasea libre por el bosque
y quiero saber por qué
pero la ciencia no tiene respuestas para todo:
aquí no se hace de noche mientras tengas
el fuego escandinavo reflejado en la mirada

Älvkarleö

Mar Báltico
Del texto y las imágenes: 
© Todos los derechos reservados - Mar López, 2016

La muñeca rusa - Juan Miguel Contreras


"La muñeca rusa" es una lectura deliciosa, una novela corta que añade un éxito más al catálogo lleno de brillos de la editorial Baile del Sol. Como nos adelanta su título, se trata de una historia en la que las vidas de unos personajes influyen en otros y así sucesivamente, de modo que con el paso de los años siga de alguna forma latente aquello que vivieron otros.

También es una historia sobre locura y pasiones. Un agradable hallazgo escrito por Juan Miguel Contreras (Madrid, 1974), que ya ha publicado la novela “Cuando acabe el invierno” (homónima de la de Mary Ann Clark Bremer) en 2004 y también ha participado con éxito en algunos concursos de relatos.

Una sola decisión, y muchas vidas
El origen de la trama de esta novela se encuentra  en 1968, cuando las fuerzas del Pacto de Varsovia invaden Checoslovaquia. En ese momento, el protagonista, celador de un hospital, se preocupa por el bienestar de Irina, una de las pacientes del hospital psiquiátrico donde trabaja, de la que se ha enamorado.

A partir de este inicio tempestuoso, conocemos más a fondo a la frágil y misteriosa Irina y accederemos a los desagradables sucesos que le hicieron perder la cordura. Sufre manía persecutoria y teme que los agentes secretos que destrozaron su mundo vuelvan a por ella para seguir infligiéndole daño.

Todos desapareceremos sin dejar rastro, me dijo, todos desapareceremos y nada quedará de nosotros, pues así lo quiere ella. ¿Quién?, le pregunté. Irina se dio la vuelta y se desabrochó el pijama, dejando al descubierto su espalda. Tenía tatuada de manera un tanto torpe una Luna enorme y redonda, sonriente y llena de arañazos y cicatrices cubriéndole la totalidad de la espalda.

Esta novela explora la importancia que puede tener cualquier gesto nimio, cualquier pequeña decisión que tomemos sin darle importancia, para el devenir de nuestra vida y las implicaciones que puede tener en las vidas ajenas. Asistimos al paso de los años en unas pocas páginas y al modo en que aquello por lo que uno fue casi capaz de desvivirse ya es sólo una frágil colección de recuerdos que cabe en una caja de galletas deslucida.

La vida en una caja de galletas
Sin duda, la trama está muy bien construida y aunque de entrada parece ser un tanto compleja por la rareza de los acontecimientos y la prolongación en el tiempo durante generaciones, sin embargo es una lectura muy cómoda, con una prosa honesta y que mantiene el ritmo desde el principio.

Estoy haciendo bocetos para decidir cómo será la primera escultura que se llevará a la Luna.

Se aprecia un gusto especial por construir un libro a la altura del género, que quizá no sea una novela inolvidable pero que está repleta de frases que piden a gritos ser subrayadas, y fragmentos hermosos y delicados que transmiten el placer por un trabajo bien hecho.

Si uno se sitúa en el pellejo del protagonista principal, una vez que ha pasado el tiempo y recuerda su historia y cómo influyó una breve temporada de su juventud en el resto de su vida, es fácil que el lector se detenga a meditar al menos por un instante en su propia circunstancia, en las vidas ajenas que han marcado la suya y en los actos propios que han modificado el devenir de las personas de su entorno.

Es así como la literatura nos convierte en mejores personas, y creo sin duda que Juan Miguel Contreras transmite en “La muñeca rusa” un mensaje vitalista muy válido para los lectores afortunados que se atrevan a realizar un viaje espacial entre sus páginas.

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