jueves, 24 de marzo de 2016

Síndrome de abstinencia


Sólo anulará mi voluntad quien huela exactamente igual que tú


Habíamos atravesado océanos de tiempo en unas horas.
Acabábamos de culminar por fin la cima de la improvisación.
Las antorchas allí abajo señalaban que franqueábamos
las extrañas coordenadas de mirarnos a los ojos esa noche.
En ese lugar dejarse llevar por la corriente no era una elección.

Era físicamente imposible ir más deprisa:
era una distopía en el ciberespacio.
Otra mentira camuflada de ilusión.

Un control de abstinencia,
el sabor del asfalto en el espejo
miradas con signos de interrogación,
la Vía Láctea arrojando brillos de desprecio;
un camino que debió transitarse a solas.

Desde entonces ha pasado tan solo
una noche cada vez más larga.
Un cometa desconocido
que dibuja tras la estela de la Luna
una trayectoria incierta.

Del texto:
© Todos los derechos reservados - Mar López, 2016

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